Crítica a «Ciruela» por Victor Iriarte

Teatro Premio a un colectivo

por Víctor Iriarte

‘CIRUELA’

Autor: Adaptación de Iratxe García Úriz de La edad de la ciruela, de Arístides Vargas.
Producción: Taller Juvenil de Teatro del Valle de Aranguren.
Dirección: Iratxe García Úriz.
Intérpretes: Imanol Reyes, Oskía Zabala, Josu Zabala, Alba Matías, Blanca Tamarit, Maitane Aldaba, Carmen Pozueta, Olalla Macaya, Ander Martín, Marta Muñoz, Paula Vergara, Ariane Elizalde, Sara Sotés, Nekane Razkin, Arantza Muro, Jon López e Ignacio Goyache.
Lugar: Casa de Cultura del Valle de Aranguren en Mutilva.
Fecha: Sábado 6 de junio.
Público: 162 espectadores, lleno.

El Taller Juvenil de Teatro del Valle de Aranguren ha conseguido de nuevo, esta vez con Ciruela, el primer premio en la categoría no escolar de la fase autonómica de los Premios Buero de Teatro Joven de la Fundación Coca-Cola. En 2014 logró además un premio en la fase nacional: mejor trabajo interpretativo coral. Un galardón certero, porque la fuerza intrínseca de este elenco integrado por chicas y chicos de 16-17 años es su funcionamiento como equipo. La semana anterior hicieron un pase para familiares y volvieron a llenar el día del estreno oficial, a pesar del buen tiempo, de la final de Champions y de la gran oferta de ocio del fin de semana. Tienen «algo» que despierta interés entre los aficionados al teatro. Es su último año como alumnos de un taller municipal, puesto que se acaban de constituir como asociación cultural (con el nombre de Otro mundo, titulo del montaje que tantas satisfacciones les reportó en 2014), así que está asegurada su presencia en los escenarios navarros.

Si el año pasado trabajaron un conjunto de textos de diferentes autores, lo que permitió a todos sus componentes disponer de similar papel para decir individualmente, en esta ocasión hay un cierto desequilibrio en favor de varios intérpretes: principalmente el cuarteto de hermanas que recuerdan su infancia, que lleva el peso de la función. La obra del ecuato-argentino Arístides Vargas ha sido trasladada con acierto a un ambiente local reconocible, aunque los temas que se tratan sean universales: la vida en un marco rural, la felicidad de la infancia perdida, los primeros amores, los cotilleos, el primer contacto con la muerte, las tias solteras…

Iratxe García Úriz ha escogido un texto muy representado en Navarra, difundido desde la ENT, pero lo ha llevado a su terreno. Todos los actores están siempre en escena, gracias a un original recurso: dispuestos al foro tras unos marcos, simulan ser los retratos de los antepasados que cuelgan de las paredes de la casa, testigos mudos de las peripecias de la familia. Eso permite unas transiciones rapidísimas entre escenas, que se adornas con canciones, coreografías, bailes… que funcionan estupendamente para ambientar épocas pasadas, que el público de edad reconoce al instante.

En el teatro de Vargas, más poético que dramático, no se percibe claramente un conflicto ni hay giros de guión que sorprendan al público. Son escenas que tienen interés por sí mismas, pero a la vez exigen de los intérpretes buenas cualidades para evitar caer en la monotonía dicción clara, proyectar bien la voz, dar sentido a los diálogos, visibilizar las intenciones de los personajes, hacer creíbles los sentimientos, etc. Los intérpretes, que han asimilado muy bien la «escuela» de su directora tras una media de cinco años en el taller, superan la prueba con suficiencia. Lógicamente, logran más verdad cuando interpretan a personajes de edades similares a las suyas que cuando «imitan» o caricaturizan tonillos y actitudes de los mayores, pero ese es parte del juego de un taller, donde explorar es un paso obligado para continuar mejorando.

Sobresaliente la música al piano en directo de Ander Martín que acompaña toda la representación y el trabajo de Iratxe García Úriz, una de las mejores actrices jóvenes del panorama navarro, que se confirma como una más que solvente directora.